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La literatura del Siglo XX (página 2)




Enviado por Eugenia Sol



Partes: 1, 2, 3

Obra poética:

Juan Ramón dedicó toda su vida a la poesía, a la Obra, como él decía. Para él, la poesía no es sólo la aspiración a la belleza, sino un medio de conocimiento y de alcanzar la plenitud. Obsesionado por conseguir la perfección, ordenaba y corregía continuamente sus versos. A esta aguda exigencia estética va unido un consciente propósito de dirigirse, según una dedicatoria suya, "a la minoría, siempre".

El propio Juan Ramón, en un poema de su libro Eternidades (1918), dividió su obra en cuatro etapas: la poesía sencilla e inocente de sus comienzos ("Vino, primero, pura, vestida de inocencia"); la poesía modernista ("Luego se fue vistiendo de no sé qué ropajes"); la etapa de depuración y vuelta a la inocencia antigua; la etapa de la poesía desnuda, intelectualizada.

Más tarde, redujo su evolución a estas tres fases: época sensitiva, desde sus comienzos hasta 1915; época intelectual, iniciada en 1916 con el Diario de un poeta recién casado y que terminaría en 1936; época suficiente o verdadera, desde 1936 hasta su muerte, es decir, la época del exilio.

A !a primera época pertenecen, entre otros, los libros siguientes:

. Ninfeas y Almas de violeta (1900), inspirados en el modernismo de Rubén Darío:

.Arias tristes (1903), neorromántico y simbolista, con predominio de los versos oetosílabos asonantes, centrado en los temas de la melancolía, la soledad, el paso del tiempo y la muerte. A este tipo de poesía intimista con influencias de Bécquer responden también Jardines lejanos (1904) y Baladas de primavera (1907).

. Elejías (1908), Poemas májicos y dolientes (1911) y La soledad sonora (1911) corresponden a lo que su autor llamaba "los ropajes del Modernismo", con predominio de alejandrinos y endecasílabos. (En esta época escribió el famoso libro en prosa poética Platero y yo, publicado en 1914.)

. Estío (1915), que marca el retorno a la sencillez (versos ocfosílabos, asonancia…).

A la segunda época, la de la poesía desnuda o intelectual pertenecen:

. Diario de un poeta recién casado (1917), escrito a raíz de un viaje a Nueva York con motivo de su boda. El libro señala el inicio de ia poesía desnuda: poemas breves, en verso libre o sin rima, que tratan de expresar lo esencial de las cosas; poesía de ideas, más que de sentimientos. Desaparece lo anecdótico y se intenta describir con exactitud y sencillez !a impresión que la contemplación de las cosas produce en el poeta. Pertenecen a este período Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923), Belleza (1923) y La estación total, libro escrito entre 1923 y 1936, aunque publicado en 1946. La poesía es cada vez más un medio de conocimiento para llegar a la esencia de las cosas, en busca de una nueva inteligencia que le permita alcanzar la belleza.

A la tercera etapa corresponden los libros escritos fuera de España:

. En el otro costado (1936-1942), que contiene el famoso poema en prosa Espacio.

.Animal de fondo (1949), posteriormente incluido en Dios deseado y deseante, en los que expresa vivencias místicas y metafísicas en su identificación de Dios con la Belleza y la Naturaleza.

Teatro español anterior a 1936

Los gustos del público -un público burgués que acudía al teatro en busca de diversión exclusivamente- determinan en gran manera la orientación del teatro anterior al 1936. Por esta razón, suele hablarse de dos grandes tendencias: el teatro de éxito comercial y el teatro renovador. El primero, destinado a satisfacer las exigencias del público, es, en general, un teatro costumbrista, cómico o melodramático que rehúye los planteamientos ideológicos y continúa con las formas dramáticas tradicionales. El segundo, a contracorriente de los gustos de la época, renovador en las formas y en los temas, hubo de esperar muchos años para ser valorado en su justa medida.

En la línea del teatro comercial pueden distinguirse estas tres corrientes: . Comedia burguesa (J. Benavente).

.Teatro poético.Teatro cómico.

El teatro renovador está representado especialmente, entre otros, por las figuras de Valle-Inclán y García Lorca, los dos grandes dramaturgos de este período.

3.1 La comedia burguesa de Benavente

Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1954), Premio Nobel de Literatura en 1922, que escribió -y estrenó- cerca de doscientas obras, fue, sin duda, el autor de mayor éxito de la época. Buen conocedor del oficio teatral, sus obras se caracterizan por el dominio de los recursos escénicos y la habilidad y el ingenio en los diálogos (a él le corresponde el mérito de haber desterrado del teatro el estilo grandilocuente y declamatorio del drama posromántico). La mayor parte de su producción, que tiene como escenario los salones y ambientes de la burguesía y la alta sociedad, plantea como tema la crítica amable, irónica y superficial de algunos vicios y defectos de las costumbres burguesas.

Sus obras más importantes son:

. El nido ajeno (1894), sobre la situación, opresiva y discriminatoria, de la mujer casada en la sociedad española de la época. El tratamiento atrevido y crítico del asunto provocó tales críticas que la obra hubo de ser retirada del local en el que se representaba a los tres días. (Sólo los jóvenes del 98, como Azorín, le aplaudieron; los mismos jóvenes que, luego, ante el giro comercial de sus obras, le retiraron su consideración.)

a Gente conocida (1896); La comida de las fieras (1898), La noche del sábado (1903), Rosas de otoño (1905), críticas suaves de los convencionalismos y valores de la sociedad burguesa.

Los intereses creados (1907), su obra más famosa, con Crispín (encarnación del sentido utilitario e interesado de la vida) y Leandro (que representa el idealismo) como protagonistas. La acción se sitúa en el siglo xvii y aparecen en escena personajes de la Commedia dell'Arte, como Polichinela y Arlequín.

Señora Ama (1909) y La Malquerida (1913), dramas de ambiente rural.

Seguidores del teatro de Benavente fueron Manuel Linares Rivas y Gregorio Martínez Sierra.

3.2 El teatro poético

En los primeros años del siglo obtuvo también gran aceptación el denominado teatro poético. Estaba escrito en verso -al estilo modernista, sonoro y musical- y sus temas eran de carácter histórico: exaltaciones de grandes hechos o personajes del pasado. Los principales cultivadores de este tipo de teatro son:

. Francisco Villaespesa (1877-1936), autor de El alcázar de las perlas (1911), Doña María de Padilla (1913), Abén Humeya (1914) y La leona de Castilla (1916).

. Eduardo Marquina (1879-1946), con dramas históricos tales como Las hijas del Cid (1908), En Flandes se ha puesto el sol (1910), El rey trovador (1912) o El Gran Capitán (1916).

Dentro del teatro poético en verso cabe situar, años más tarde, las obras escritas en colaboración por los hermanos Manuel y Antonio Machado: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), protagonizada por un hijo bastardo del conde-duque de Olivares; Juan de Mañara (1927), sobre la mítica figura del Don Juan; La Lola se va a los puertos (1929), cuya protagonista, una "cantaora", simboliza el espíritu de la copla andaluza tradicional.

3.3 El teatro cómico

Un gran éxito de público obtuvo también por esta época el teatro cómico, basado casi siempre en la presentación de costumbres y tipos populares. Los autores más representativos son los siguientes:

. Carlos Arniches (1866-1943), conocido especialmente por sus sainetes costumbristas ambientados en el Madrid pintoresco y popular, con personajes que se expresan en una graciosa habla castiza. Obras de este tipo, que tienen su antecedente en el llamado género chico de finales del xix (La verbena de la Paloma, por ejemplo), son El santo de la Isidra, Los milagros del jornal, El puñao de rosas y don Quintín el amargao.

Posteriormente, Arniches cultivó la llamada tragedia grotesca, en la que se unen lo caricaturesco y lo conmovedor, con una actitud crítica ante las injusticias. A este género pertenecen La señorita de Trevélez (1916), Los caciques (1920) y Es mi hombre (1921).

. Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (1871-1938 y 1873-1944), cuyo teatro se identifica con los temas y ambientes de la Andalucía tópica y tradicional. Todas sus obras -sainetes y comedias no son más que cuadros de costumbres andaluzas, con una visión invariablemente optimista y risueña de la vida. Entre las más conocidas pueden señalarse: El patio (1900), El genio alegre (1906), Amores y amoríos (1908), Malvaloca (1912).

. Pedro Muñoz Seca (1881-1936), creador de un subgénero cómico, la astracanada (o el astracán), que se basa en las situaciones disparatadas y en los juegos de palabras con el único fin de provocar la risa del espectador. Su obra más famosa es La venganza de don Mendo (1918), parodia de los dramas históricos neorrománticos y del teatro poético en verso de principios de siglo.

= 3.4 El teatro renovador

El teatro renovador, que en aquel entonces fracasó en sus intentos de atraer al público, es hoy, sin duda, el más apreciado. Los dos autores que contribuyeron decisivamente a esta renovación fueron Valle Inclán (véase pág.28) y García Lorca (véase pág.42). Otros autores de importancia que merecen ser destacados son:

. Unamuno (véase pág.24). . Azorín (véase pág.26).

.Jacinto Grau (1877-1958), que después de una serie de obras de tema histórico (El conde Alarcos), literario (El burlador que no se burla, sobre el tema de Don Juan) o bíblico (El hijo pródigo), estrenó en París El señor de Pigmalión (1921), versión moderna del famoso mito clásico: un artista, Pigmalión, crea unos muñecos que, al cabo del tiempo, se rebelan contra su creador, al que acaban asesinando.

. Ramón Gómez de la Serna, autor de un tipo de teatro insólito y vanguardista (Los medios seres).

. Rafael Alberti (véase pág.43).

Ya en la década de los treinta, sobresalen:

. Miguel Hernández (1910-1942), que, después de un auto sacramental (Quien te ha visto y quien te ve, 1934), escribió una obra de tema social, en verso, El labrador de más aire (1937).

.Alejandro Casona (1903-1965), que estrenó antes de la guerra civil La sirena varada (1934) y Nuestra Natacha (1936). Posteriormente, en el exilio, continuó su producción con títulos como La dama del alba (1944), La barca sin pescador (1945) y Los árboles mueren de pie (1949). A su regreso a España, escribió El caballero de las espuelas de oro, cuyo personaje principal es Quevedo. El tratamiento poético de la acción dramática y la mezcla de realidad y fantasía son las cualidades más importantes de sus obras.

, Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) representa un tipo de teatro cómico caracterizado por las situaciones inverosímiles que plantea y el ingenio de los diálogos. Este intento de "renovar la risa" por medio de lo inverosímil le acerca en algunos aspectos al teatro del absurdo. Antes de la guerra estrenó Una noche de primavera sin sueño (1927), Usted tiene ojos de mujer fatal (1933), Angelina o el honor de un brigadier (1933) y Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936).

Después de la guerra, en la década de los cuarenta, continuó escribiendo y estrenando obras con gran éxito de público. Destacan entre ellas: Eloísa está debajo de un almendro (1940), comedia que trata de combinar cómicamente situaciones realistas con la fantasía disparatada, Los ladrones somos gente honrada (1941) y Los habitantes de la casa deshabitada (1942).

Los movimientos de vanguardia en Europa

Con el término vanguardias (tomado del francés «avant-garde») se designan una serie de movimientos artísticos que se producen en Europa durante el primer tercio del siglo XX. El propósito común que anima a todos los movimientos vanguardistas es el de renovar radicalmente el arte y la literatura anterior, abriendo nuevos caminos y creando nuevas formas estéticas. En muchos casos, el espíritu de ruptura -o de provocación a veces- no se limita al ámbito artístico, sino que se manifiesta también en la rebeldía contra las normas y convenciones sociales.

La mayor parte de los vanguardismos alcanzaron su auge en el período comprendido entre las dos guerras mundiales, fundamentalmente a partir de 1914 y en las décadas de los años veinte y treinta. Como características generales pueden señalarse las siguientes:

.Carácter de ruptura y revolución artística contra el arte del pasado, en especial contra el realismo.

.Pretensión de originalidad y novedad absolutas; rechazo de normas y tradiciones.

,Búsqueda y experimentación constante de nuevas técnicas expresivas, a menudo por la vía de la excentricidad o la provocación. ,Alejamiento del gran público.

, Escasa duración: los distintos movimientos se siguen unos a otros en intervalos de pocos años.

, Conciencia de grupo, expresada a través de los respectivos Manifiestos con los que se dan a conocer.

Los vanguardismos (o ismos, por el sufijo comúnmente adoptado por todos ellos) más importantes fueron éstos: futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo y surrealismo (a los que hay que añadir, en el ámbito de la literatura española, el ultraísmo y el creacionismo).

Futurismo

Fue fundado por el italiano Marinetti, que publicó en París, en 1909, su primer Manifiesto futurista. Partiendo de la ruptura total con el pasado y de la exaltación del "esplendor geométrico y mecánico del mundo moderno", son sus rasgos más característicos:

.Admiración por la civilización mecánica y los progresos técnicos: las máquinas, la velocidad, los grandes inventos (el tren, el avión, la electricidad, etc.), el movimiento, los deportes… ("Un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia").

. Desprecio por los temas humanos y sentimentales: "El hombre no tiene ningún interés"; "El dolor humano no es más importante que el que giente una lámpara eléctrica en un cortocircuito".

. Destrucción de la puntuación ortográfica y de la sintaxis, supresión de los adjetivos, empleo del verbo sólo en infinitivo, etc., con el fin de conseguir el ideal de las palabras en libertad y un estilo rápido y dinámico. El futurismo fue un movimiento rico en teorizaciones, pero pobre en resultados literarios, con la notable excepción de algunos poetas rusos, como Maiakovski. Su mayor contribución a la literatura fue la incorporación de nuevos temas.

Cubismo

El cubismo literario fue creado por el escritor francés Guillaume Apollinaire en 1913 como derivación del cubismo pictórico (Picasso, Braque, Gris). Se basa en los puntos siguientes:

. Descomposición de la realidad para recomponerla después libremente mediante la simultaneidad de planos y el collage.

. Importancia de la disposición tipográfica visual-espacial de las palabras, como en los famosos caligramas de Apollinaire, cuyos versos dibujan el objeto del que hablan.

*Antisentimentalismo y humor.

Expresionismo

De origen alemán, se desarrolló en todas las artes desde principios de siglo. Sus postulados básicos son:

.Importan más las realidades internas que las externas; además, no interesa explicar el mundo como es, sino como lo ve el artista.

. El artista ha de proyectar sobre la realidad sus tensiones espirituales, su yo angustiado y atormentado, lo que provocará una visión trágica y deformada del mundo.

. La exteriorización de las tensiones internas del artista tiene como fin producir una fuerte impresión en el público.

Dadaísmo

Fundado en Zurich en 1916 por el rumano Tristan Tzara, es tal vez el vanguardismo más radicalmente destructivo. El nombre del movimiento procede de la palabra dada («da-da» intenta representar el balbuceo infantil), y fue elegido abriendo al azar las páginas de un diccionario. El dadaísmo parte de la negación absoluta de todo, incluso del arte y de la literatura; más que de crear, habla de destruir: "El más aceptable de los sistemas es no tener ninguno". Así, propugna la duda sistemática, la burla y el humor corrosivo, la rebelión contra la lógica y el sentido común, la creación de un lenguaje incoherente que fuera reflejo de las contradicciones de la vida. Se trata, pues, de una fórmula de vivir antes que de un movimiento literario. Una muestra de todo ello es la famosa receta de Tzara para escribir un poema dadaísta: tijeras, un periódico, el azar y cola de pegar.

Surrealismo

Es. sin duda, el movimiento vanguardista más importante. El primer -anifiesto surrealista apareció en París en 1924, firmado por André Breton. Además de renovar el arte, el surrealismo pretende también ambiar la vida. Para ello es necesario acceder a una realidad más alta (de ahí el nombre, «sur-realisme», lo que está por encima de la realidad: superrealismo, sobrerrealismo o suprarrealismo, traducciones más exactas de la palabra francesa). Y esa realidad se encuentran sobre todo en lo más hondo de las personas, en el subconsciente. La función del arte debe consistir en explorar el subconsciente, liberando al individuo, como propugnaba Sigmund Freud, de los impulsos reprimidos en él por las convenciones morales y sociales.

Como método para acceder al subconsciente, proponen la escritura automática, que consiste en escribir al "dictado del pensamiento" con ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación estética y moral. La escritura automática da como resultado un lenguaje ilógico para la razón pero cargado de sugerencias y evocaciones. Se recurre también a la imagen visionaria o metáfora surrealista, no basada en la lógica o la semejanza real sino en la asociación libre, ilógica e inesperada de ideas y palabras, como "el encuentro de un paraguas y una máquina de escribir encima de una mesa de quirófano".

Otros temas frecuentes del surrealismo son el mundo de los sueños (en los que a menudo aflora, según Freud, el subconsciente) y el humor negro. El influjo del surrealismo, especialmente la escritura automática (emparentada con el monólogo interior de la novela moderna) y la imagen o metáfora producto del mundo onírico o del inconsciente del autor, ha sido de gran importancia en toda la literatura posterior.

4.2 El vanguardismo español

Dos son los vanguardismos de origen hispánico, y ambos casi exclusivamente poéticos: el creacionismo y el ultraísmo.

Creacionismo

Fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro, quien lo dio a conocer en España en 1918. El creacionismo no se propone reflejar ni imitar la realidad, sino crear realidades nuevas e independientes: "Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol" (Huidobro); "Crear lo que nunca veremos" (Gerardo Diego). El poema, por lo tanto, debe crear algo propio y autónomo que se explique y se comprenda por sí mismo, no por su relación o parecido con el mundo exterior. De esta manera, el poeta creacionista debe crear nuevas imágenes y relaciones entre las palabras; y las imágenes no se basarán en la comparación entre dos realidades, sino en la relación arbitraria que el poeta "crea" entre ellas. Del creacionismo, que influyó en poetas como Juan Larrea y Gerardo Diego, ha perdurado sobre todo el afán de renovación léxica y de creación de imágenes y metáforas.

Ultraísmo

El primer manifiesto ultraísta, que recoge abundantes elementos futuristas, cubistas y creacionistas, se publicó en 1919. En el propio nombre del movimiento (ultra) se sugiere su pretensión de ir más allá de la estética dominante. Del futurismo toma los temas y motivos de la vida moderna (las máquinas, los grandes inventos, los deportes, etc.); del creacionismo, la búsqueda de imágenes y metáforas nuevas; del cubismo, el interés por la disposición tipográfica y visual del poema. Otras propuestas del ultraísmo son la supresión de la anécdota y el sentimentalismo en la poesía (en coincidencia con la "deshumanización del arte" propugnada por Ortega y Gasset) y la tendencia al juego y a la evasión.

Aunque de muy corta duración, el ultraísmo ejerció considerable influencia en los poetas de la Generación del 27 y en los hispanoamericanos César Vallejo y Jorge Luis Borges.

4.3 Ramón Gómez de la Serna

Los vanguardismos llegaron en seguida a España, a través sobre todo de revistas como Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset, y La Gaceta Literaria, creada por Giménez Caballero y Guillermo de Torre. Pero el máximo impulsor de las vanguardias en España fue Ramón Gómez de la Serna (1888-1963).

La obra de Gómez de la Serna -Ramón por antonomasia-, siempre original y a menudo inclasificable, tiene como base la greguería. Él mismo la definió como humorismo + metáfora, y consiste esencialmente en una ingeniosa asociación de ideas o una metáfora insólita, resumida en una breve frase: "El arco iris es la bufanda del cielo"; "El hielo se derrite porque llora de frío".

Además de los varios tomos de greguerías, Ramón escribió multitud de cuentos y varias novelas, como El novelista (1923), El torero Caracho (1926) y El caballero del hongo gris (1928). En ellas, y siguiendo su idea de la novela libre, el argumento es sustituido por reflexiones,~divagaciones, cuadros, etc.

Es autor también de ensayos (El Rastro), biografías (Quevedo, Goya, Valle-Inclán), memorias (Automoribundia, su propia autobiografía) y teatro, completamente innovador: El drama del palacio deshabitado, Los medios seres, Escaleras.

4.4 La Generación del 27

Se da el nombre de Generación del 27 -para algunos simplemente un grupo, el Grupo poético del 27- a un conjunto de poetas que empezaron a publicar sus obras en la década de los años veinte. Entre los hechos y circunstancias que han servido para unirles merecen destacarse:

.Nacimiento en fechas próximas (entre 1892 y 1906).

. Amistad y relaciones personales entre ellos: convivencia en la Residencia de Estudiantes en Madrid; colaboración en las mismas revistas (Revista de Occidente, La Gaceta Literaria, Litoral, etc.). .Influencia en todos ellos de Juan Ramón Jiménez y de las vanguardias.

.Reivindicación de la poesía de Góngora, por lo que representaba de puro lenguaje poético y perfección formal. Para celebrar el tercer centenario de su muerte, que se cumplía justamente en 1927, organizaron una serie de actos, principalmente un homenaje en el Ateneo de Sevilla en el que todos los poetas del grupo leyeron por vez primera en público sus versos.

. La inclusión de todos ellos, junto con algunos poetas anteriores (Machado, Unamuno…), en la Antología preparada por Gerardo Diego en 1932. Esta antología incluía, además de los poemas, una introducción en la que cada poeta exponía su opinión sobre la poesía, lo que sirvió como manifiesto de las nuevas tendencias representadas por el grupo.

Los poetas que forman el grupo son: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

1 Tendencias generales

En el caso de los poetas del 27, la búsqueda de nuevos temas y formas expresivas no llevó consigo una ruptura con el pasado, como ocurrió en los movimientos de vanguardia. Por eso, junto a las influencias modernas de las diversas corrientes vanguardistas es visible también el intento de enlazar con la tradición literaria española. De la tradición literaria les interesó especialmente la lírica popular y los romances, los clásicos (Garcilaso, Lope, Góngora…) y los poetas inmediatamente anteriores a ellos (Bécquer, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, etc.).

De las vanguardias tomaron algunas técnicas y orientaciones: el verso libre, el culto de la imagen y la metáfora, la poesía pura y deshumanizada, los nuevos temas de la vida moderna…

En cuanto a la evolución general del grupo, aun teniendo en cuenta que no todos participan de las mismas afinidades estéticas, se han señalado tradicionalmente tres etapas:

Primera etapa (hasta 1927):

.Influjo de la lírica popular y de la poesía tradicional de cancioneros y romanceros.

.Influencia de la poesía pura, aquella en la que se pretende eliminar la anécdota humana y el sentimiento, en la línea de la poesía desnuda de Juan Ramón Jiménez, la poesía deshumanizada de Ortega y el antirromanticismo general de las vanguardias. Según esta idea, el único objetivo de la poesía ha de ser la emoción artística, para lo que es instrumento fundamental la metáfora.

.Admiración por los clásicos, en especial por el lenguaje artístico y eminentemente poético de Góngora.

Segunda etapa (de 1927 a la guerra civil del 36):

. Proceso de rehumanización y neorromanticismo, con la vuelta a los temas humanos y existenciales.

.Adopción de algunas técnicas y temas del surrealismo, en especial la imagen visionaria o metáfora surrealista.

.Como consecuencia de las circunstancias políticas (República, guerra civil), tratamiento de temas sociales por parte de algunos poetas del grupo.

Tercera etapa (después de la guerra):

*En los poetas en el exilio, temas humanos universales y nostalgia de la España lejana.

.En los poetas que permanecieron en España, humanismo angustiado

Pedro Salinas

Nació en Madrid en 1891. Ejerció como profesor de Literatura en varias universidades europeas y españolas. En 1936 se exilió a Estados Unidos, donde continuó su labor académica. Murió en Boston en 1951. Características generales de su poesía:

Salinas definió su poesía como "una aventura hacia lo absoluto", es decir, un medio de conocimiento para accédér a I`á éséncia dé las cosas y de las experiencias vitales. El propio poeta señaló además los tres elementos fundamentales de su creación: la autenticidad, la belleza y el ingenio. Este último se manifiesta en sus versos mediante juegos de ideas, paradojas, observaciones sutiles, etc. Se ha definido también la poesía de Salinas como la de "la inteligencia iluminada por el sentimiento".

En cuanto a la forma, la aparente sencillez es fruto de un laborioso proceso de depuración. Destaca su preferencia por el verso corto y sin rima, pero cuidadosamente elaborado, así como los juegos con las estructuras sintácticas y la reiteración de palabras e ideas.

Obras:

. Presagios (1923), Seguro azar (1929), Fábula y signo (1931). Son sus tres primeros libros, en los que es visible la influencia de la poesía pura y de Juan Ramón Jiménez. Son frecuentes los temas futuristas: la máquina de escribir (Underwood girls), la bombilla eléctrica (35 bujías), el mundo del cine, etc.

. La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936), consideradas sus obras más importantes. El tema de las dos es el amor, en un diálogo continuo del «yo» del poeta con el «tú» de la amada. Las situaciones y experiencias concretas de los amantes le sirven al poeta para reflexionar sobre el sentimiento amoroso. El enfoque reflexivo e intelectual que prevalece no excluye el sentimiento ni implica frialdad (alguien ha hablado de "sentimiento pensado" y "pensamiento sentido"). Su visión del amor es claramente antirromántica: la amada no es la enemiga, sino la amiga y confidente; el amor no es sufrimiento ni frustración, sino fuente de alegría y fuerza misteriosa que da sentido a la vida y al mundo: "¡Qué alegría vivir / sintiéndose vivido…!" El último libro del ciclo amoroso, Largo Lamento, quedó inédito y se publicó tras su muerte.

. El contemplado (1946), Todo más claro (1949), publicados en América, y Confianza (1955), aparecido en España después de su muerte. Es una poesía teñida de dramatismo y angustia por los acontecimientos vividos: (la guerra, el exilio, etc.) Muchos de sus poemas son reflexiones sobre los grandes temas que preocupan al hombre contemporáneo, como el titulado Cero, sobre el horror de la bomba atómica.

Salinas es autor además de una novela (La bomba increíble), de libros de relatos breves (Víspera del gozo y El desnudo impecable) y varias obras de teatro, escritas la mayor parte en el exilio (Judith y el tirano, El director, Los santos).

Son muy conocidas e influyentes sus obras de crítica literaria: Ensayos de literatura hispánica, Literatura española del siglo XX, Jorge Manrique o tra dición y originalidad, La poesía de Rubén Darío y El defensor.

Jorge Guillén

Nació en Valladolid en 1893. Fue profesor de Literatura en distinta: universidades españolas y extranjeras. En 1938 se exilió a Estado: Unidos, donde prosiguió su docencia universitaria. Regresó a Españi tras la muerte de Franco, y en 1977 se le concedió el Premio Cervantes. Murió en Málaga en 1984.

Características generales de su poesía:

A Guillén se la ha venido considerando tradicionalmente como el pro totipo del poeta puro e intelectual. Su poesía, muy elaborada, a veces fría en apariencia, es el resultado de un riguroso proceso de selección y eliminación: aunque parta de situaciones o anécdotas concretas, las suprime para buscar sólo la idea o el sentimiento esencial.

El estilo y el lenguaje están también al servicio de esa búsqueda de lo esencial: supresión de palabras innecesarias, abundancia de sustantivos, empleo de metros cortos y estrofas clásicas (la décima)…

Obras:

La concepción orgánica que preside su obra ha movido al propió Guillén a englobar toda su producción en un título global, Aire nuestro, que abarca cinco libros: Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas y Final.

. Cántico, su libro esencial, recoge en sucesivas ediciones, la labor poética de treinta años. La primera edición (1928) contenía 75 poemas y la última (1950), más de trescientos. Tanto el título -con el significado implícito de alegría y acción de gracias- como el subtítulo, Fe de vida, hacen referencia al contenido del libro: entusiasmo ante el mundo y la vida, sentimiento de alegría por el simple hecho de ser y estar vivo, cántico a la perfección y maravilla del mundo ("Ser. Nada más. Y basta. / Es la absoluta dicha." ; El mundo está bien hecho".)

Para cantar así a la vida y al mundo, escoge motivos y elementos que sugieren plenitud, armonía y claridad: el mediodía, la cima, la meseta, la redondez, el círculo… Significativa resulta así mismo la abundancia de palabras como «más» y «sí», las oraciones exclamativas, etc.

. Clamor, subtitulado Tiempo de historia, se compone de tres libros o partes: Maremágnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963). En ciertos aspectos, Clamor -como su título sugiere; grito de protesta y dolor- representa un cambio considerable con respecto a Cántico. Aparecen en él las fuerzas negativas que ensombrecen el mundo: la muerte, el mal, la injusticia, el desorden, la guerra… Por eso dice en uno de sus versos: "Este mundo del hombre está mal hecho".

.Homenaje (1967), subtitulado Reunión de vidas, recoge poemas dedicados a distintos personajes históricos y escritores ilustres.

. Y otros poemas (1973) y Final (1982) contienen las últimas composiciones del poeta, relacionadas casi siempre con las de los libros anteriores.

Merece reseñarse también su libro en prosa Lenguaje y poesía (1962), sobre la lengua poética de diversos escritores.

Gerardo Diego

Nació en Santander en 1896. Fue catedrático de Lengua y Literatura en institutos de bachillerato de distintas provincias españolas. En 1979 recibió el Premio Cervantes. Murió en Madrid en 1987. Características generales de su poesía:

Gerardo Diego se hizo eco de todas las tendencias de la poesía de su tiempo. Influido por las vanguardias, no por eso dejó de cultivar las formas tradicionales y clásicas. Los temas de su poesía son también muy variados: el amor, la evocación de paisajes, lo religioso, la música

Obras:

. El romancero de la novia (1918), con claras influencias de Bécquer.

o Imagen (1922) y Manual de espumas (1924), en los que sigue las directrices del creacionismo: poemas que pretenden crear una realidad autónoma, sin referencias precisas a la realidad; imágenes y metáforas sorprendentes; disposición tipográfica y visual del texto.

. Soria (1923) y Versos humanos (1925), libros de temas varios en versos y estrofas de corte clásico y tradicional: sonetos, romances, décimas…

. Fábula de Equis y Zeda (1926-1929), escrita en homenaje a Góngora.

. Poemas adrede (1932), intento de unión entre lo tradicionalbarroco y lo moderno-vanguardista.

. En la última etapa de su vida predomina la expresión tradicional y clásica de todo tipo de experiencias, en libros como Alondra de verdad (1941), Ángeles de Compostela (1948) y La suerte o la muerte (1963).

Dámaso Alonso

Nació en Madrid en 1898. Catedrático de Lengua y Literatura, enseñó en varias universidades españolas y extranjeras. Fue presidente de la Real Academia de la Lengua durante doce años. En 1978 te fue concedido el Premio Cervantes. Murió en Madrid en 1990.

Características generales de su poesía:

Su poesía es un tanto ajena a los presupuestos estéticos de sus compañeros de generación. Frente a la poesía pura y vanguardista, Dámaso Alonso cultivó un tipo de poesía existencial. La visión angustiada del mundo, la búsqueda de sentido a la vida, una religiosidad desgarrada… son los temas más frecuentes de sus obras.

Obras:

. Poemas puros, poemillas de la ciudad (1921), El viento y el verso (1924), en los que se une el interés por la poesía pura y el gusto por las cancioncillas tradicionales con temas como el dolor y el desarraigo del hombre ante un mundo adverso.

.Hijos de la ira (1944), obra fundamental en la poesía española de posguerra, que reúne todos los rasgos de la llamada poesía desarraigada: angustia existencial, desacuerdo con el mundo, búsqueda del sentido a ta vida, protesta contra la injusticia y el dolor… Formalmente, el libro está escrito en verso libre y con un lenguaje desgarrado.

.Oscura noticia (T944), Hombre y Dios (1955) y Gozos de la vista (escrito en 1956 y publicado en 1981), sobre sus inquietudes religiosas.

Como crítico e investigador, Dámaso Alonso ha escrito también importantes libros: La lengua poética de Góngora, De los siglos oscuros al de Oro, Poesía española contemporánea

Vicente Aleixandre

Nació en Sevilla en 1898, pero pasó toda su niñez en Málaga. Desde 1925. su precario estado de salud le mantuvo apartado de toda actir+dad que no fuera la literatura. En 1977 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Murió en Madrid en 1984.

Características generales de su poesía:

Para Aleixandre, la poesía es, ante todo, comunicación. Por eso, el tema central de su obra es el impulso afectivo y solidario hacia la naturaleza y el hombre.

Muy influido por el surrealismo, es característico de su estilo el uso de imágenes visionarias y símbolos oníricos, lo cual confiere a su poesía una notable dificultad. En cuanto a la métrica, emplea el verso libre de corte amplio y solemne.

Obras:

Suelen distinguirse tres etapas en su obra. La primera, dominada por la influencia surrealista, comprende los libros siguientes: Ambito (1928), neorromántico y sencillo en la forma: Espadas como labios (1932), su libro más difícil, y el más surrealista también; Pasión de la tierra (1935), conjunto de poemas en prosa; La destrucción o el amor (1935), en el que se presenta el impulso amoroso como una vía para la destrucción del hombre y su fusión con la naturaleza; Sombra del paraíso (1944), expresión de la pérdida del paraíso por parte del hombre.

A la segunda etapa, con el hombre y su mundo como tema central, pertenecen los libros siguientes: Historia del corazón (1954), centrado en las realidades humanas en su contexto histórico, con un lenguaje más sencillo; En un vasto dominio (1962) y Retratos con nombre (1965).

La tercera etapa está formada por dos libros, Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974), meditaciones sobre sí mismo y su obra, y en los que vuelve a usar algunos procedimientos surrealistas de su juventud.

Federico García Lorca

Nació en Fuentevaqueros (Granada) en 1898. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en Madrid, donde conoció a los más destacados escritores y artistas del momento, particularmente durante su estancia en la Residencia de Estudiantes. En 1929 realizó un viaje a Nueva York, decisivo en su obra poética. En 1932 fundó una compañía teatral, La Barraca, con la intención de llevar a los pueblos el teatro clásico español. Murió asesinado en Granada en agosto de 1936, en los primeros días de la guerra civil.

Características generales de su poesía:

Hay dos mundos en la poesía de Lorca: uno alegre y vital, con el folklore y la tradición popular andaluza como eje; otro, dramático y amargo, marcado por el tema del destino trágico, la frustración y la imposibilidad de realización personal.

Formalmente, su inspiración y su fina intuición artística van unidas a un dominio total de las técnicas y recursos de la poesía: el ritmo y la música de la poesía popular, los más originales procedimientos vanguardistas, las estrofas clásicas y el verso libre, la creación de metáforas…

Obra poética:

. Libro de poemas (1921), con influencias modernistas, así como de Bécquer, Machado y Juan Ramón Jiménez.

. Canciones (1927), en el que los motivos del folklore popular y de las canciones tradicionales infantiles no esconden los temas de la frustración y del destino trágico, como en la famosa Canción del jinete.

*Poema del Cante Jondo (1931). Los motivos más sombríos del cante popular andaluz sirven a Lorca para proyectar sus propias angustias.

. Romancero gitano (1928). Los gitanos, seres marginados en un mundo hostil, funcionan en el libro como símbolos del destino trágico y de la imposibilidad de realización personal. En cuanto a la forma, el libro representa la fusión de lo culto (metáforas insólitas y vanguardistas) con lo popular (empleo de la vieja estrofa del romance).

. Poeta en Nueva York (1940, elaborado entre 1929 y 1930), escrito a consecuencia de la estancia del poeta en aquella ciudad, es el libro más importante del surrealismo español. En él refleja, por medio de imágenes complejas y a veces oscuras, la impresión que le causó la moderna civilización industrial: "Geometría y angustia", según sus propias palabras. Todos los poemas expresan su desgarrada protesta contra la vida deshumanizada y el poder del dinero, contra la injusticia social (simbolizada en los negros del barrio de Harlem) y la barbarie mecanizada de un mundo sin raíces.

. Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1935), elegía fúnebre compuesta a raíz de la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías, amigo del poeta.

. Diván del Tamarit (1936), poemas compuestos al estilo de las primitivas canciones arábigo-andaluzas.

. Sonetos del amor oscuro, escritos entre 1935 y 1936 y que no han sido publicados hasta 1986.

Obra teatral:

Aparte de la experiencia de La Barraca, Lorca compuso importantes obras teatrales, especialmente a partir de 1930. El tema central de sus obras se ha definido de varias formas: "el mito del deseo imposible", "el conflicto entre la realidad y el deseo", "el enfrentamiento entre el principio de autoridad y el principio de libertad", la frustración. Este conflicto nace del choque entre un individuo, normalmente una mujer, y las fuerzas externas que ahogan o impiden su realización personal, con el consiguiente desenlace de frustración.

Se ha calificado también su teatro como teatro poético, no sólo por las cualidades líricas del lenguaje y el uso del verso, sino porque cada obra se concibe como un largo poema dramático.

Sus principales obras son:

. El maleficio de la mariposa (1919), su primera obra, en verso, que no obtuvo éxito.

. Dos farsas para teatro de guiñol: Tragicomedia de Don Cristóbal y la señá Rosita (1922) y Retablillo de Don Cristóbal (1931), en las que los muñecos interpretan dos versiones de la misma fábula.

. Dos farsas para personas: La zapatera prodigiosa (1930) y Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933). La protagonista de la primera, una joven hermosa casada con un zapatero viejo, representa, según Lorca, "el mito de nuestra pura ilusión insatisfecha" o "la lucha entre la realidad y la fantasía".

. Un drama histórico en verso, Mariana Pineda (1927), sobre la heroína que murió ajusticiada en Granada en 1831 por bordar una bandera liberal.

. Dos obras calificadas por el autor como comedias imposibles por las dificultades de representación, con numerosos componentes surrealistas: El público y Así que pasen cinco años.

. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1936), drama ambientado en Granada en 1900, sobre la espera inútil del amor por parte de la protagonista.

.Tres tragedias, que representan la plenitud de su teatro: –Bodas de sangre (1933), basada en un hecho real, sobre una pasión amorosa que desborda las normas sociales y los odios familiares, pero que conduce a la muerte a sus protagonistas. –Yerma (1934), tragedia de la mujer estéril que ve frustrada así su realización personal, cifrada únicamente en ser madre.

La casa de Bernarda Alba (1936), que presenta el conflicto entre el autoritarismo de Bernarda Alba y el deseo de libertad de sus cinco hijas, condenadas por la madre a ocho años de luto y reclusión en casa. La obra termina con el suicidio de la hija menor al intentar rebelarse y la sumisión de las demás a la voluntad materna.

Rafael Alberti

Nació en Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902. En 1917 se traslada con su familia a Madrid, donde en un principio se dedicó a la pintura. Afiliado al Partido Comunista en los años de la República, participó activamente en actos políticos durante la guerra civil. Al acabar ésta, se exilió, en Argentina hasta 1962, y en Roma hasta 1977, año en que regresó a España. En 1983 obtuvo el Premio Cervantes.

Características generales de su poesía:

La principal es la variedad de estilos y temas: lo tradicional y lo vanguardista, lo popular y lo culto. Aun así, suelen distinguirse dos etapas bien diferenciadas en su poesía: una primera, popular y vanguardista; y una segunda, a partir de los años de la República (1931), de poesía civil y comprometida, al servicio de sus ideas políticas. A éstas podría añadirse una tercera, la del exilio, de carácter más heterogéneo.

Obra poética:

. Marinero en tierra (1924), cuyo tema central es la nostalgia de¡ mar gaditano de su infancia. Predominan las estrofas breves de raíz popular, junto con algunos sonetos.

.La amante (1925), escrito durante un viaje por Castilla, también en breves poemas a la manera tradicional.

. El alba del alhelí (1927), muy semejante al anterior.

*Cal y canto (1929), con algunos temas futuristas (Madrigal al billete del tranvía) y un lenguaje mezcla de barroquismo culto (Góngora) y vanguardismo.

. Sobre los ángeles (1929), expresión de una profunda crisis espiritual sufrida por Alberti en aquella época. Valiéndose de las técnicas surrealistas; se sirve de extraños ángeles para personificar sus sentimientos de desesperanza, dolor, tristeza… Los mismos procedimientos aparecen en Sermones y moradas (1935).

. El poeta en la calle (1931-1936), De un momento a otro (19321938) y Entre el clavel y la espada (1939-1940) conforman la etapa de su poesía civil al servicio de la causa republicana, sobre temas sociales, a veces con un carácter meramente propagandístico de sus ideas políticas.

. Ya en el exilio, escribió los siguientes libros: A la pintura (1945), sobre temas y obras de pintores famosos; Retornos de lo vivo lejano (1952), evocaciones nostálgicas del pasado y de la patria lejana; Roma, peligro para caminantes (1968).

Obra teatral:

Dentro de una línea de teatro renovador, Alberti es autor de varias obras:

El hombre deshabitado (1930), de carácter surrealista.

.Fermín Galán (1931), ejemplo de teatro político, sobre el capitán del mismo nombre, héroe republicano que murió fusilado.

.Noche de guerra en el Museo del Prado (1956), protagonizada por personajes de diversos cuadros del museo que dialogan sobre la guerra civil y la resistencia de Madrid ante el asedio de los nacionales. El trébol florido (1940), El adefesio (1944) y La Gallarda (1944).

Luis Cernuda

Nació en Sevilla en 1902, en cuya universidad tuvo como profesor a Pedro Salinas. En 1928 marchó a Madrid. En 1938 se exilió de España. Vivió en Inglaterra, Estados Unidos y México, países en los que ejerció como profesor universitario. Murió en México en 1963.

Características generales de su poesía:

Tema central de su poesía (consecuencia de su personalidad solitaria y retraída) es la expresión de su íntima insatisfacción ante la vida: choque entre su deseo de realización personal y los límites impuestos por el mundo, el conflicto entre la realidad y el deseo (título dado a sus poesías completas). Otros temas frecuentes son el amor (sin ocultar su condición homosexual), la evocación de la infancia y la adolescencia, ciertos temas sociales y políticos (la guerra, el exilio), el ansia de belleza perfecta…

En cuanto a la forma, prefiere la 'música. callada" a los ritmos demasiado marcados (de ahí su gusto por "el lenguaje hablado y el tono coloquial") y utiliza generalmente el verso libre.

Obras:

El propio autor reunió el conjunto de su producción bajo un título común: La realidad y el deseo.

. Perfil del aire (1924-1927), en la línea de la poesía pura.

. Égloga, elegía, oda (1927-1928), libro inspirado en la poesía clásica, especialmente en Garcilaso.

. Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931), influidos los dos por el surrealismo.

. Donde habite el olvido (1932-1933), título inspirado en un verso de Bécquer, e Invocaciones (1934-1935), sobre sus sentimientos de desilusión y frustración.

. Las nubes (1937-1940), escrito ya, como los siguientes, en el exilio.

.Como quien espera el alba (1941-1944), Vivir sin estar viviendo (1944-1949), Con las horas contadas (1950-1956) y Desolación de la quimera (1956-1962), cuyos títulos hacen clara referencia a los temas de los que tratan.

Cernuda escribió también dos libros de prosa poética (Ocnos y Variaciones sobre un tema mexicano) y varios ensayos de crítica literaria (Poesía y literatura y Estudios sobre poesía española contemporánea).

Otros poetas del 27

Emilio Prados (Málaga, 1899-México, 1962), fundador, junto con Altolaguirre, de la revista Litoral, es autor, entre otros, de los libros siguientes: Tiempo (1925), Canciones del farero (1927), El llanto subterráneo (1936), Llanto en la sangre (1937), Mínima muerte (1944), Jardín cerrado (1946) y La sombra abierta (1961).

Manuel Altolaguirre (Málaga, 1905-Burgos, 1959) escribió Las islas invitadas y otros poemas (1926), Ejemplo (1927), Poesía (1930-1931), Soledades juntas (1931), La lenta libertad (1936), Fin de un amor (1949) y Poemas de América (1955).

4.5 Miguel Hernández

La obra de Miguel Hernández, considerado como genial epígono del 27, sirve de puente y transición entre la poesía de la Generación del 27 y la de posguerra.

Nació en Orihuela (Alicante) en 1910. De familia humilde, fue pastor de cabras en su niñez, pero ya a los dieciséis años escribe sus primeros versos, fruto de la lectura de los clásicos. En 1934 se trasladó a Madrid, donde hizo amistad con Pablo Neruda y otros poetas. Durante la guerra civil se alistó como voluntario del lado republicano. Al terminar la guerra fue encarcelado, y en la cárcel de Alicante murió, de tuberculosis, en 1942.

Obra poética:

. Perito en lunas (1933), compuesto por 42 octavas reales y escrito en un lenguaje barroco y gongorino.

. El rayo que no cesa (1936), expresión ya de los temas y procedimientos más personales: el amor, visto como un deseo insatisfecho, como un cuchillo que no deja de hundírsele en el corazón; la vida, amenazada por el rayo de la muerte. El libro se compone sobre todo de sonetos, y el lenguaje, a pesar de las metáforas sorprendentes, es menos barroco que en Perito en lunas. La composición más famosa del libro es la Elegía a Ramón Sijé, en tercetos encadenados, escrita a la muerte de su amigo.

. Viento del pueblo (1937), escrito durante la guerra (algunos de los poemas fueron compuestos para ser recitados en las trincheras), inicia un tipo de poesía social, reflejo de sus ideas políticas de compromiso con la causa popular.

. El hombre acecha (1938), sobre los sufrimientos de la guerra, con un lenguaje cada vez más sencillo.

. Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), escrito en la cárcel. Es una poesía de versos cortos y con un lenguaje sencillo, sobre temas entrañables y dolorosos para el autor: el amor a la esposa y al hijo ausentes, la nostalgia, la guerra… Destaca entre todos el poema titulado Nanas de la cebolla.

La literatura desde 1939

Se distinguen tres grandes etapas:

.La década de los cuarenta (hasta 1950, aproximadamente), caracterizada por el aislamiento cultural y político del país, la ruptura con el pasado literario como consecuencia de la guerra civil, el exilio de buena parte de los escritores y la imposición de una severa censura. En general, predomina una literatura de tipo existencial.

.La década de los cincuenta, dominada por una literatura neorrealista, el llamado realismo social.

.A partir de los sesenta, en que se impone una literatura de carácter renovador y experimental.

5.1 La novela desde 1939

1 La novela en los años cuarenta .La novela existencial

Características: temas referidos a la miseria y sordidez de la vida cotidiana, la frustración y la angustia personal, la inadaptación social, la soledad y la muerte; personajes desarraigados, desorientados o marginados; técnicas narrativas de la novela realista tradicional.

Carmen Laforet (1921). Su novela Nada (1945) ofrece un retrato de la vida sórdida y monótona de los años de posguerra en Barcelona a través de las experiencias de la protagonista, Andrea, en su primer año como estudiante universitaria.

Miguel Delibes (Valladolid, 1920), con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada (1948).

La obra de Delibes, que continúa hasta nuestros días, es la propia de un hombre de talante ético y sencillo comprometido con los problemas de su tiempo. La vida rural de los pueblos de Castilla, la mentalidad de las clases medias provincianas, el mundo de los niños y la vida de las gentes humildes y marginadas constituyen los temas más frecuentes de sus novelas, sin olvidar su preocupación por la naturaleza, en peligro por culpa de un progreso indiscriminado. Lo entrañable de sus personajes, la sobriedad y sencillez de su estilo, la recuperación de un léxico rural o en desuso genuinamente castellano son otros tantos rasgos característicos suyos.

.La novela tremendista

Características: ambientes, situaciones y personajes de gran dureza y violencia.

Camilo José Cela (Iria Flavia, La Coruña, 1916) y su primera novela, La familia de Pascual Duarte (1942). El protagonista, Pascual Duarte, un campesino extremeño, relata su vida en primera persona, mientras espera en la cárcel a ser ejecutado. El ambiente de miseria, sordidezy brutalidad en que ha vivido desde la infancia es presentado como la causa de su carácter violento y de los crímenes que ha cometido. 3!ras novelas de Cela en los años cuarenta son Pabellón de reposo '9"). protagonizada por un grupo de enfermos tuberculosos inter-ados en un sanatorio, y Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944), escrita a imitación de la novela picaresca. De esta época -1948- es también su famoso Viaje a la Alcarria.

-:>da la obra de Cela (Premio Nobel de Literatura en 1989) se carac:enza por la visión amarga y pesimista del mundo y de la vida, la defor-ación esperpéntica de la realidad, el humor desgarrado, la renovacon constante de las técnicas narrativas y la maestría en el dominio ae la lengua.

. La novela realista tradicional

Ignacio Agustí (1913-1974), autor de La ceniza fue árbol, conjunto de cinco novelas conocidas popularmente como "La saga de los Rius", entre las que destacan Mariona Rebull (1944) y El viudo Rius (1945). Juan Antonio de Zunzunegui (1901-1982), con obras como ¡Ay…, estos hijos! (1943) y El barco de la muerte (1945).

La novela en los años cincuenta

La corriente dominante es la del realismo social (o neorrealismo, o realismo crítico), cuyas características principales son las siguientes: . La novela se concibe como testimonio directo del momento histórico y como un instrumento de denuncia social y política (novela comprometida).

.Objetivismo: la función del novelista consiste en registrar con total objetividad hechos y conductas externas de personas o grupos, sin comentarios ni valoraciones personales, como si de una cámara cinematográfica se tratase (desaparición del autor).

. Preferencia por la estructura sencilla y la narración lineal, siguiendo el orden cronológico de los hechos.

. La acción suele transcurrir en un corto espacio de tiempo (unas horas, unos pocos días a lo sumo).

.Importancia fundamental del diálogo, única forma de expresar el interior de los personajes.

. Protagonista representativo de una clase o grupo social; el propio grupo es, con frecuencia, el protagonista (personaje colectivo).

. Lenguaje sencillo, accesible al gran público.

.Temas: la sociedad española de la época, con un propósito implícito de denuncia de las injusticias sociales, particularmente en los ámbitos siguientes: el mundo rural (Los bravos, de Jesús Fernández Santos); el mundo del trabajo y de las relaciones laborales (Central eléctrica, de López Pacheco, o La mina, de López Salinas); la vida urbana, en especial de las clases bajas y medias (La colmena, de Cela, o El Jarama, de Sánchez Ferlosio); el mundo burgués, frívolo y provinciano (Juegos de manos, de Juan Goytisolo).

. Principales autores y obras:

C. J. Cela. Publicó en 1951 (en Buenos Aires, por razones de censura) La colmena, precursora de toda la corriente de novela social. La acción, centrada en un café, transcurre durante tres días en el Madrid triste y desolado de la posguerra, y los más de trescientos personajes -protagonista colectivo- sirven para ofrecer una visión global de la vida cotidiana y de la sociedad española de los años cuarenta. Formalmente, la novedad más llamativa es la estructura circular: la acción, siempre dando vueltas sobre lo mismo, sin apenas progreso, se fragmenta en breves escenas o secuencias que sólo al reunirlas adquieren sentido completo. (De esta misma época, aunque de muy distinta tendencia, son Mrs. Caldwell habla con su hijo, monólogo de una mujer ante su hijo muerto, y La catira, cuya acción se situa en Venezuela.)

M. Delibes. Aunque sin seguir estrictamente las directrices del realismo social, Delibes escribió en estos años algunas de sus novelas más conocidas: El camino (1950), que relata el despertar a la vida de su protagonista, Daniel el Mochuelo, un niño de once años que, la noche anterior a su marcha del pueblo para ir a estudiar el bachillerato a la ciudad, recuerda los episodios más importantes de su vida hasta entonces; Mi idolatrado hijo Sisí (1953), crítica de la burguesía provinciana; Diario de un cazador (1955), protagonizada por un bedel del ¡instituto de una pequeña ciudad; La hoja roja (1959), sobre la soledad de un jubilado; Las ratas (1962), reflejo de la dura vida en un pueblo castellano.

Ignacio Aldecoa (1925-1969). Es autor de dos volúmenes de magníficos cuentos, así como de tres novelas, escritas en una prosa excepcional: El fulgor y la sangre (1954), historia de cinco mujeres, esposas de otros tantos guardias civles; Con el viento solano (1956), sobre el mundo de los gitanos; Gran Sol (1957), sobre los pescadores de altura; Parte de una historia (1967), sobre los pescadores de bajura.

Rafael Sánchez Ferlosio (1927). Después de una novela de tema fantástico (Industrias y andanzas de Alfanhuí, 1951), publicó en 1956 El Jarama, novela emblemática del realismo social: escrupuloso objetivismo del autor; protagonista colectivo: un grupo de jóvenes madrileños que acude al río Jarama a pasar un día de fiesta; tiempo reducido (unas doce horas); argumento sin apenas interés (las pequeñas peripecias del grupo); importancia fundamental del diálogo, que recoge de forma modélica el habla coloquial. Y como tema de fondo, el aburrimiento, la rutina y el vacío de la vida de ese grupo de jóvenes y, por extensión, de la juventud española de la época.

Jesús Fernández Santos (1926-1988). Su novela Los bravos (1954) tiene también un protagonista colectivo: los habitantes de un pueblo de la montaña leonesa, cuya dura vida es un fiel reflejo de la sociedad rural española. Merece destacarse también su libro de cuentos Cabeza rapada (1958).

Ana María Matute (1926). Una tierna sensibilidad y un estilo próximo a lo poético son las principales características de sus novelas: Fiesta al noroeste (1953), Pequeño teatro (1954), Los hijos muertos (1958) y Primera memoria (1960). Es muy conocida también por sus libros de cuentos (Algunos muchachos, por ejemplo).

Carmen Martín Gaite (1925). Su novela Entre visillos (1958) es un retrato crítico de la vida de la clase media en una ciudad de provincias.

José Manuel Caballero Bonald (1926). En Dos días de septiembre (1962) relata la vida de los trabajadores de la vendimia de la comarca de Jerez durante un corto espacio de tiempo, como su título indica.

Alfonso Grosso (1928-1994). Su novela La zanja (1961) es un perfecto testimonio de la vida cotidiana en un solo día -tiempo reducidoen un pueblo andaluz.

Juan García Hortelano (1928-1992). La crítica de la burguesía y las técnicas objetivistas son los aspectos más destacados de sus novelas Nuevas amistades (1959) y Tormenta de verano (1961).

Juan Goytisolo (1931). Juegos de manos (1954) ofrece una visión muy crítica de la juventud universitaria burguesa. Después de Duelo en el paraíso (1955), sobre las secuelas de la guerra civil en un grupo de niños, publicó, en la línea del realismo crítico, El circo (1957), Fiesta (1958), La resaca (1958) y La isla (1961).

Otros novelistas de interés que, sin estar adscritos a la corriente del realismo social, publican alguna de sus obras en los años cincuenta son los siguientes:

Gonzalo Torrente Ballester (1910). Su trilogía Los gozos y las sombras, compuesta por El señor llega (1957), Donde da la vuelta el aire (1960) y La Pascua triste (1962) constituye un relato magistral de la vida en una población gallega en los años anteriores a la guerra civil del 36.

Álvaro Cunqueiro (1912-1981). La fantasía desbordante y la presencia de mitos y elementos mágicos es lo más característico de sus novelas, como Merlín y familia (1957), Crónicas del sochantre (1959) o Las mocedades de Ulises (1960).

José María Gironella (1917). En 1953 publicó la primera novela, Los cipreses creen en Dios, de una trilogía dedicada a contar en forma novelada la vida española antes, durante y después de la guerra civil. (Las dos restantes novelas se publicaron posteriormente: Un millón de muertos, en 1961, y Ha estallado la paz, en 1966.)

La novela a partir de los años sesenta

A lo largo de esta década, al tiempo que se va produciendo un rechazo creciente de la novela social, tiene lugar un proceso de renovación narrativa. Dos eran las acusaciones principales contra los novelistas sociales de los cincuenta: la inutilidad de su concepción de la literatura como instrumento de cambio social y el empobrecimiento de la calidad artística.

Aparece así un tipo de novela experimental, más preocupada por los aspectos formales y lingüísticos del relato que por la reproducción objetiva de la realidad: el cómo se cuenta tiene tanto interés como lo que se cuenta.

En este cambio de rumbo influyeron de manera determinante tres factores:

. El conocimiento de los grandes novelistas europeos y norteamericanos del siglo xx, auténticos renovadores del género.

. El descubrimiento de la nueva novela hispanoamericana, con dos obras claves: La ciudad y los perros (1962), de Mario Vargas Llosa, y Cien años de soledad (1967), de Gabriel García Márquez.

. La publicación, en 1962, de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, obra que señala el comienzo de una nueva etapa de la novela española.

Principales autores y obras:

Luis Martín Santos (1924-1964). Con su obra Tiempo de silencio (1962), de fuerte contenido social, incorpora definitivamente a la novela española las técnicas narrativas modernas. En ella, tanto como el argumento en sí -el fracaso vital de un joven médico dedicado a la investigación que, tras ser encarcelado por su implicación involuntaria en una operación de aborto ilegal, abandona la ciencia para ejercer de médico rural-, interesan los procedimientos formales: la originalidad del tratamiento, muy lejos del realismo objetivo; el enfoque irónico, producto de la inadecuación entre lo que se cuenta y la forma de contarlo; el lenguaje barroco y cultista; el empleo del monólogo interior; las digresiones culturalistas sobre diferentes aspectos de la mentalidad y las costumbres españolas, etc. En la novela, además, aparecen reflejadas las diferentes clases sociales de la España de los cincuenta, desde la alta burguesía al mundo de las chabolas de los suburbios madrileños.

Juan Goytisolo. La radical renovación de las técnicas narrativas y el uso de los más variados recursos estilísticos (cambios del punto de vista narrativo, desorden temporal, páginas sin puntuación, empleo de textos periodísticos o recortes publicitarios, etc.), junto con la visión crítica de España, constituyen las principales características de sus novelas: Señas de identidad (1966), sobre el regreso de un exiliado a España en busca de sus raíces o señas de identidad; Reivindicación del conde Don Julián (1970); Juan sin tierra (1975).

Juan Marsé (1933). Combina la denuncia y el realismo social con los procedimientos narrativos más originales en sus novelas Últimas tardes con Teresa (1966), La oscura historia de la prima Montse (1970) y Si te dicen que caí (1973), las tres ambientadas en Barcelona.

Juan Benet (1927-1993). La mayor parte de sus novelas, escritas en un estilo barroco y de una gran complejidad estructural, transcurren en un espacio mítico denominado Región: Volverás a Región (1967), Una meditación (1970), Una tumba (1971), Un viaje de invierno (1972), La otra casa de Mazón (1973) y, más recientemente, El aire de un crimen (1980) y Herrumbrosas lanzas (1983), trilogía localizada en la guerra civil, que no llegó a terminar.

También los novelistas mayores contribuyeron a la renovación experimental de la novela en esta época:

M. Delibes: Cinco horas con Mario (1966), que recoge en forma de extenso monólogo interior los pensamientos de Carmen durante las cinco horas de velatorio ante el cadáver de su marido, Mario. En esas cinco horas, Carmen, prototipo de la mujer de clase media provinciana, mediocre y convencional, recuerda los años de vida en común con Mario, hombre de talante abierto y liberal. Carmen y Mario representan, respectivamente, a las dos Españas, la tradicional y la progresista. Otras novelas de Delibes de este período son Parábola del náufrago (1969), Las guerras de nuestros antepasados (1975) y El disputado voto del señor Cayo (1978). Y ya en época más reciente, Los santos inocentes (1981).

C. J. Cela: San Camilo 1936 (1969), largo e ininterrumpido monólogo interior en el Madrid de comienzos de la guerra; Oficio de tinieblas 5, compuesta por 1.194 fragmentos sin argumento ni protagonista propiamente dichos. Otras novelas posteriores de Cela son Mazurca para dos muertos (1983) y Cristo versus Arizona (1988).

G. Torrente Ballester: La saga/fuga de J.B. (1972), novela sumamente experimental en torno a cuyo cambiante protagonista se narran mil años de historia de una imaginaria ciudad gallega. El tratamiento fantástico del tiempo y de espacio, la complicadísima trama, la continua presencia de elementos mágicos y míticos, la imaginación desbordante y el empleo de todo tipo de recursos narrativos son algunos de sus rasgos característicos.

Los últimos novelistas

En los últimos años, aproximadamente a partir de 1975, se observa un paulatino alejamiento del experimentalismo, junto con un cierto retorno a planteamientos más tradicionales. El argumento, el placer de contar una historia, vuelve a convertirse en el centro de interés. No existe, ni mucho menos, una tendencia única. Al contrario, acaso sea la variedad de estilos, de temas y de planteamientos narraticos en general -la libertad, en suma- lo más definitorio de este período.

Algunos de los autores más destacados son los siguientes:

Eduardo Mendoza: La verdad sobre el caso Savolta (1975), novela situada en la Barcelona de 1917-1920; El misterio de la cripta embrujada (1979); La ciudad de los prodigios (1986).

Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie de novelas construidas al estilo de la novela negra americana.

Francisco Umbral: Mortal y rosa (1975).

Álvaro Pombo: El héroe de las mansardas de Mansard (1983). .

Luis Mateo Díez: La fuente de la edad (1986).

Félix de Azúa: Diario de un hombre humillado (1987).

Julio Llamazares: Luna de lobos (1985).

.Luis Landero: Juegos de la edad tardía (1989).

.Antonio Muñoz Molina: El invierno en Lisboa (1987) y Eljinete polaco (1991).

La novela del exilio

Con la victoria nacionalista en la guerra civil (1936-1939), numerosos escritores simpatizantes de la causa republicana tuvieron que emprender el camino del exilio, la mayoría hacia países sudamericanos. Y en el exilio, en precarias condiciones a veces, continuaron escribiendo y publicando.

De la extensa nómina de novelistas exiliados destacan los siguientes:

Ramón J. Sender (1901-1982). Antes de la guerra había publicado ya varias novelas, en la línea del realismo crítico y de denuncia: Imán (1930), O.P. (1931), Siete domingos rojos (1932) y Mr. Witt en el Cantón (1935). Sus novelas del exilio, muy numerosas (unas cuarenta), son de temática muy variada: de tema americano, como Epitalamio de Prieto Trinidad (1942) y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre; de carácter autobiográfico, como Crónica del alba (1942-1966), su obra más conocida, compuesta de nueve novelas; de tendencia simbólica, como El rey y la reina (1949). Mención especial merece Réquiem por un campesino español (1953), sobre el tema de la guerra civil: Mosén Millán, el cura de un pueblo aragonés, mientras se prepara para celebrar un funeral por la muerte de Paco el del molino, evoca la vida y la muerte de este muchacho, víctima de los odios desatados por la guerra.

Arturo Barea (1897-1957). Es conocido por su trilogía La forja de un rebelde (1951), mezcla de autobiografía y novela histórica. Los títulos de las tres novelas son: La forja, La ruta y La llama.

Max Aub (1903-1972). Sobre la guerra civil escribió Campo cerrado (1943), Campo abierto (1951), Campo de sangre (1945), Campo del Moro (1963) y Campo de los almendros (1968). Otras novelas suyas son La calle de Valverde (1961), sobre el Madrid de los años veinte, y Jusep Torres Campalans (1958), biografía de un pintor vanguardista ficticio.

Francisco Ayala (1906). Entre sus novelas, de enfoque moral y satírico sobre los problemas humanos, destacan Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962). Es autor también de libros de relatos: Los usurpadores (1949), La cabeza del cordero (1949), El jardín de las delicias (1971).

Manuel Andújar (1913), autor de la trilogía Vísperas, sobre la sociedad española anterior a la guerra: Llanura (1947), El vencido (1949) y El destino de Lázaro (1959).

Corpus Barga, seudónimo de Andrés García de la Barga (1887-1957), conocido por Los pasos contados, título general de sus memorias, en varios volúmenes, el más importante de los cuales es Los galgos verdugos (1973).

Rosa Chacel (1898-1994), autora de novelas como Memorias de Leticia Valle (1946), La sinrazón (1960) y Barrio de Maravillas (1976).

Los grandes renovadores de la novela en el siglo xx .

Marcel Proust (1871-1922). Su obra En busca del tiempo perdido (1913-1927), compuesta por siete novelas (Por el camino de Swan y A la sombra de las muchachas en flor son los títulos de las dos primeras), constituye una referencia inexcusable en la narrativa del siglo xx. En ella, el autor francés reconstruye a través de la memoria, lenta y minuciosamente, todo lo que fue su pasado.

La descripción lenta y morosa de emociones y sensaciones, la capacidad de observación y autoanálisis, el ritmo lento y moroso son algunas de las cualidades más destacadas de sus novelas.

.Thomas Mann (1875-1955). El autor alemán es el creador de la novela intelectual o novela-ensayo, en la que la acción se supedita a la digresión y la teorización. Entre sus obras, destacan Los Buddenbrook (1901), La montaña mágica (1924) y Doctor Faustus (1947).

o Franz Kafka (1883-1924). Kafka, judío checo de cultura alemana y religión protestante, es el iniciador de una novela de carácter simbólico y alegórico, totalmente alejada de las tendencias realistas, en la que la angustia del hombre ante lo absurdo del mundo moderno constituye el tema fundamental. Fantasías desoladoras y mundos agobiantes de pesadilla son el marco de sus novelas, entre las que sobresale La metamorfosis (escrita en 1912), sobre un modesto empleado que una mañana se despierta convertido en un insecto. Otros títulos son El proceso y El castillo.

.James Joyce (1888-1941). Sin duda el renovador más importante desde el punto de vista formal y de las técnicas narrativas es el irlandés James Joyce. Su novela Ulises, publicada en 1922, es la obra más revolucionaria y experimental del siglo xx. En ella, más que el argumento -dieciocho horas de un día cualquiera en la vida de dos personajes, Leopold Bloom y Stephen Dédalus-, interesa la forma como está contada: uso de las más variadas técnicas, como el monólogo interior o el contrapunto; estilo con multitud de registros y recursos, etc.

Otros importantes renovadores de la novela son los narradores norteamericanos de la llamada «lost generation» o generación perdida: William Faulkner, Scott Fitzgerald, John dos Passos, Ernest Hemingway. Destaca especialmente entre ellos W. Faulkner, autor de El ruido y la furia (1929), Santuario (1931) y ¡Absalón, Absalón! (1936).

Por último, cabe citar la novela existencialista del francés Albert Camus: El extranjero (1942) y La peste (1947).

  • La poesía desde 1939

La poesía en los años cuarenta En los primeros años de la posguerra, se distinguen dos tendencias poéticas:

La poesía clasicista, llamada por Dámaso Alonso poesía arraigada por su visión serena y ordenada del mundo, que se dio a conocer a través de la revista Garcilaso, fundada en 1943; de ahí que se conozca a estos poetas como garcilasistas. Inspirada en los clásicos del Siglo de Oro, esta poesía se caracteriza por los siguientes rasgos: deseo de belleza formal; temas tradicionales (el sentimiento religioso, el amor, el paisaje…); uso de estrofas y metros clásicos, especialmente el endecasílabo y el soneto.

Dentro de esta tendencia suele encuadrarse buena parte de la obra de los poetas de la llamada generación de 1936 (en la cual se incluye en ocasiones a Miguel Hernández: véase pág.44), que tienen como principal característica en común la rehumanización de la poesía:

. Luis Rosales (1910): Retablo de Navidad (1940) y La casa encendida (1949), este último en forma de largos poemas en versículos y no en estrofas clásicas. Obras posteriores suyas son Rimas (1951), El contenido del corazón (1969) y Canciones (1973).

. Leopoldo Panero (1909-1962): La estancia vacía (1944), Versos del Guadarrama (1945) y Escrito a cada instante (1949), libros centrados en lo religioso, el paisaje y la familia.

.Luis Felipe Vivanco (1907-1975): Tiempo de dolor (1940), Continuación de la vida (1949) y El descampado (1957).

. Dionisio Ridruejo (1912-1975): Sonetos a la piedra (1943) y Elegías (1948).

. Rafael Morales (1919): Poemas del toro (1943), El corazón y la tierra (1946), Los desterrados (1947) y Canción sobre el asfalto (1954).

La poesía desarraigada, de tono existencial, cuyo tema central es el hombre visto en su circunstancia histórica. Frente al formalismo y el esteticismo garcilasista, esta es una poesía de estilo bronco y apasionado, directo y desgarrado (por eso fue calificada también como poesía tremendista).

Los poetas de esta tendencia se agruparon en torno a la revista Espadaña, fundada en 1944 en León por Victoriano Crémer, Eugenio de Nora y Antonio G. de Lama. Destaca entre ellos José Luis Hidalgo (Los muertos, 1947).

La máxima expresión de esta poesía desarraigada es sin duda el libro de Dámaso Alonso Hijos de la ira, publicado en 1944 (véase pág. 40).

Al margen de estas dos corrientes, merecen destacarse en los años cuarenta los poetas siguientes:

José Máría Valverde (1926). En sus primeros libros predomina el tema religioso: Hombre de Dios (1945), La espera (1949), Versos del domingo (1954).

.José Hierro (1922). Su poesía, intimista en sus primeros libros, como Tierra sin nosotros (1947) o Con las piedras, con el viento (1950), se abre luego hacia lo testimonial y social, siempre con una forma de gran belleza: Quinta del 42 (1952), Cuanto sé de mí (1959), Libro de las alucinaciones (1964).

. Carlos Edmundo de Ory, fundador del Postismo (abreviatura de Postsurrealismo), con la intención de recuperar la poesía vanguardista.

. El grupo Cántico de Córdoba (Pablo García Baena, Ricardo Molina…), que propugna una poesía basada en el esteticismo y la belleza formal, en la línea de algunos poetas del 27.

La poesía social

Al igual que en la novela y en el teatro, en los años cincuenta predomina en la poesía el deseo de ofrecer un testimonio crítico de la realidad. Es la poesía social, que parte de la idea de que su función primordial no consiste en expresar los sentimientos personales del autor, sino en contribuir a cambiar el mundo y la sociedad. Para ello, el poeta debe anteponer los problemas y sufrimientos de los hombres de su tiempo a cualquier otra consideración.

De ahí que los temas fundamentales de esta poesía sean dos: la preocupación general por España y la denuncia de la situación concreta del hombre (injusticias sociales, opresión, lucha por la libertad, etc.). En cuanto a la forma, deseosos de que su poesía llegue a la inmensa mayoría, se busca un lenguaje claro y sencillo, con un tono coloquial.

Los poetas más representativos de esta tendencia son Blas de Otero y Gabriel Celaya.

Blas de Otero (1916-1979). Sus dos primeros libros importantes, Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951) -fundidos posteriormente en uno solo, titulado Ancia-, siguen la tendencia de la poesía desarraigada o existencial: el vacío, la angustia personal, etc. No faltan tampoco los poemas de tema religioso y amoroso. Formalmente, predominan los sonetos.

Partes: 1, 2, 3
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